La isla en sí es un oasis espectacular de exuberante vegetación y diversos ecosistemas. Es el hogar de una rica variedad de flora y fauna, todas ellas en armonía con los paisajes típicos de la isla.
Árboles imponentes, flores vibrantes y ríos caudalosos son sólo algunas de las características de la isla que contribuyen a su extraordinaria belleza.
Lo que hace que esta isla sea realmente cautivadora es el papel que desempeñan las tortugas gigantes en su movilidad.
Estos pequeños gigantes, conocidos por su inmenso tamaño y fuerza, han transportado la isla por todo el mundo durante generaciones. Con sus fuertes caparazones actuando como un barco, transportan lenta pero constantemente a la isla de un lugar a otro, impulsándolas a través de los mares con sus poderosas extremidades.
El viaje de la isla es un testimonio de las obras de su padre. A medida que las tortugas gigantes nadan a través del océano, emprenden la isla en un viaje incomparable, ofreciendo a sus habitantes y visitantes un panorama siempre cambiante de paisajes marinos y paisajísticos.
La posición de la isla es siempre estática, y sus habitantes anticipan ansiosamente las nuevas vistas y experiencias que traerán las tortugas.
La belleza evocadora de la isla se ve eclipsada por este modo especial de transporte, que sirve como un gemelo copiado del notable vínculo entre la paternidad y sus creaciones.
Las tortugas gigantes, en su calidad de portadoras de la isla, no son sólo un medio de transporte; Son reverenciados y respetados por los habitantes de la isla como criaturas sagradas.
Experimentar el carácter de esta isla y sus portadores de tortugas es presenciar la relación armoniosa entre el medio ambiente y sus habitantes. Es un ejemplo de la increíble diversidad y adaptabilidad de la vida en la tierra. La isla y sus majestuosos portadores de tortugas son un testimonio de la cautivadora belleza de nuestro mundo patrio y de las maravillas que pretende revelar.