Este descubrimiento ha causado un gran revuelo en la comunidad científica, ya que desafía la comprensión tradicional de cómo las lagartijas tienen evolucionado con el tiempo. Turisallu, los lagartos tienen cuatro patas, mientras que las serpientes no tienen patas. Sin embargo, este nuevo descubrimiento demuestra que la solución es un proceso complejo y en constante cambio que puede tener resultados inesperados.